El gemelo digital en supply chain y producción: de la teoría a la práctica sin riesgo
Por José Luis Morato, Sénior Mánager de Miebach Consulting
La pregunta que todos se hacen: ¿qué es realmente un gemelo digital?
Cuando hablamos de gemelo digital, muchos piensan en un concepto futurista, propio de la NASA o de películas de ciencia ficción. Pero la realidad es mucho más cercana: un gemelo digital no es otra cosa que una réplica virtual de un activo, un proceso o un sistema que, gracias a la conexión con datos reales, nos permite experimentar, aprender y decidir sin poner en riesgo la operación real. Y esto, en la cadena de suministro, es sin duda una gran ventaja.
El gemelo digital es el paso lógico en la evolución de la simulación tradicional, con la gran diferencia de que ahora el modelo no es estático: vive, respira y evoluciona al mismo tiempo que el proceso físico, lo que abre un abanico de posibilidades que va mucho más allá del “qué pasaría si…”.
¿Dónde está el valor de los gemelos digitales para la supply chain y la producción?
En mi experiencia, los gemelos digitales son especialmente valiosos cuando se aplican a:
1. Diseñar y rediseñar redes logísticas: decidir dónde ubicar almacenes, cómo balancear rutas y qué footprint adoptar. Ya no hablamos de estudios estratégicos cada 5 años, sino de modelos dinámicos que se ajustan a la demanda en tiempo real.
2. Optimizar procesos productivos: balancear líneas de montaje, simular layouts antes de invertir millones en nuevas instalaciones, probar turnos y cambios de maquinaria en un entorno virtual.
3. Planificar escenarios futuros: ¿qué pasaría si mañana crece la demanda un 20 %? ¿O si un proveedor clave falla? El gemelo digital nos permite jugar con hipótesis y decidir con datos, no con intuición.
4. Gestionar riesgos y resiliencia: más allá de la prueba de concepto, hablamos de anticipar disrupciones y preparar la supply chain para lo inesperado.
Ejemplos que inspiran
Para no quedarnos en la teoría, comparto algunos casos representativos que muestran el impacto real:
En el sector transporte ferroviario se utilizan gemelos digitales para monitorizar en tiempo real trenes e infraestructuras, anticipar fallos y reducir averías en más de un 30 %. La diferencia entre “esperar a que algo falle” y “prevenir antes de que ocurra” es enorme en disponibilidad y costes.
En el sector de gran consumo, las fábricas han implantado gemelos digitales conectando máquinas, líneas y sistemas de energía. El resultado: reducciones superiores al 30 % en consumo eléctrico y mejoras de dos dígitos en emisiones de carbono. Un ejemplo claro de cómo la tecnología impacta en sostenibilidad y rentabilidad al mismo tiempo.
En el sector industrial, empresas globales integran modelos híbridos (producción + logística + energía) en sus fábricas. Así consiguen equilibrar productividad con ahorro energético, una ecuación que hasta hace poco parecía imposible.
Estos casos muestran que el gemelo digital ya no es una promesa: es un presente que transforma operaciones.
Y ¿qué tecnologías lo hacen posible?
Un gemelo digital no es un software mágico. Es el resultado de varias piezas trabajando conjuntamente:
- IoT y edge computing para capturar datos en tiempo real.
- Simuladores de eventos discretos, continuos e híbridos para representar procesos logísticos, productivos o energéticos.
- Plataformas de integración que conectan bases de datos, sensores y sistemas de gestión.
- Visualización avanzada: dashboards, entornos 3D, realidad virtual y aumentada.
- IA y analítica predictiva para transformar datos en decisiones.
- Ciberseguridad como la gran barrera: si no hay confianza en el dato, no hay gemelo que valga.
Por otro lado, sabemos que las soluciones tecnológicas están ahí, existen numerosas plataformas tecnológicas en el mercado, desde proveedores industriales hasta compañías de software especializadas en IoT, analítica avanzada y simulación, pero no basta con ellas.
Y aquí viene la reflexión clave: el éxito no depende del software que elijas, sino de cómo plantees el proyecto y de qué problema quieres resolver.
Un gemelo digital no debe convertirse en un fin en sí mismo (“quiero tener un gemelo porque está de moda”), sino en un medio para generar valor en áreas muy concretas: mejorar disponibilidad de surtido, reducir inventario, reducir uso energía y por tanto costes de producción, aumentar resiliencia ante los riesgos de suministro, optimizar rutas y transportes….
Y para llegar ahí, lo esencial es disponer de recursos propios expertos o estar acompañado por una empresa consultora experta en supply chain y operaciones, que entienda el negocio, los datos y la estrategia, y que sea capaz de traducir la tecnología en resultados.
Los retos que nadie cuenta
No todo es tan fácil ni tan perfecto como aparece en los folletos comerciales. Hay tres retos que veo en casi todos los proyectos:
- Calidad de los datos: sin datos fiables, el gemelo digital no tiene sentido.
- Gobernanza y mantenimiento: el gemelo no es un proyecto de un año, es un sistema vivo que debe recalibrarse continuamente.
- Cambio cultural: la resistencia de las organizaciones a confiar en decisiones basadas en simulaciones en lugar de en la intuición de los mandos.
Superar estos retos es casi más importante que elegir la plataforma tecnológica adecuada.
Cuando hablo de gemelos digitales con directivos, muchos me preguntan: “¿Esto es aplicable a mi empresa o es solo para gigantes industriales?”.
La respuesta es clara: sí es aplicable, pero hay que empezar desde lo pequeño. Con un piloto en un proceso concreto, con datos reales y con un caso de uso claro. Y desde ahí, escalar.
Me gusta insistir en que el gemelo digital es más que una tecnología, es una forma de pensar. Significa aceptar que las decisiones deben basarse en datos y escenarios, no en corazonadas. Significa invertir en calidad de datos, en cultura digital, en talento que sepa interpretar modelos.
La Industria 4.0 no es un eslogan: es una realidad que avanza rápido. Y el gemelo digital es una de sus piezas más poderosas. En un mundo donde la disrupción es la norma —pandemias, crisis de materias primas, cambios geopolíticos—, contar con una réplica digital de tu cadena de suministro o tu planta ya no es un lujo, es una necesidad.
Las empresas que se adelantan en este terreno logran más resiliencia, más eficiencia y más sostenibilidad. Y, lo más importante: logran confianza en sus decisiones.
Porque al final, un gemelo digital no es para simular, sino para construir el futuro antes de que llegue.
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